Parte de nuestra historia
La presencia de la Iglesia Luterana Salvadoreña se registra en los años 1950-1952 y tiene que ver con la “Hora Luterana”, un programa de radio dirigido, por el doctor, Orozco, que se transmitía en una estación radial de El Salvador, y que es escuchado por Aldrish Robert Forbes, un hombre garífona de la costa atlántica de Nicaragua. Forbes, se interesó en buscar mayor referencia de la Iglesia y en su búsqueda se encontró con el Reverendo, Roberto Gussick, un pastor misionero del Sínodo de Missuri, radicado en Guatemala para extender la obra luterana en Centroamérica.
Ese contacto con el reverendo, Gussick, aclaró muchas dudas de Forbes y se interesó mucho más, a tal grado que, en su trabajo de vender Biblias por Centroamérica, promovía a la Iglesia Luterana.
Un día llegó a Pasaquina un pueblo del Departamento de La Unión, fronterizo con Honduras, por donde solía pasar de regreso a su casa, y notó que había una discusión entre un grupo de hombres y mujeres que se habían quedado sin iglesia debido a problemas internos.
De pronto, en la farmacia más grande del pueblo, cuyos propietarios era la familia Cruz, recogió más información de lo sucedido, y expresó que tenía información de una nueva Iglesia y que incluso, había hablado con el referente regional de la misma. Se interesaron y escribieron una carta invitando al reverendo, Roberto Gussick a visitarles, Forbes llevó la carta al Rev. Roberto Gussick y se logra un primer encuentro, del cual hay buena aceptación y se inicia a la obra en El Salvador.
El Reverendo, Ciro Mejía, es asignado a la obra pastoral en Pasaquina, luego es enviado a servir como pastor a Zacapa, Guatemala, asume la obra el pastor Raúl Alemán, luego otros pastores, pero más tarde se asigna al reverendo Mauro Recinos, quien se queda por mucho tiempo impulsando la obra, incluso, se registra que gestionó ayuda para personas refugiadas en el marco del conflicto armando entre Honduras y El Salvador.
Luego se inicia la obra pastoral en el departamento de San Miguel, es la Iglesia El Divino Redentor, atendida por el reverendo, Héctor Fernández, (padre). En Zacatecoluca, La Paz; el pastor, Gerardo Kenf, atiende la obra en la localidad y logra predicar en la cárcel, fruto de ello Napoleón Vásquez Castaneda es convertido para servir a Dios. Al salir libre, Castaneda abre obras en Santa Elena, Santa María, San Jorge, en este último aparece Crisantos Castaneda, miembro de una iglesia que había abierto Napoleón Vásquez y se incorpora a la obra pastoral.
En 1972, 5 mujeres que se habían quedado sin atención pastoral en la Iglesia Luterana La Resurrección en San Salvador solicitaban que se les asignara un pastor. El Sínodo de Misuri escucha su petición y envía al recién en graduado en teología del Seminario de Augsburgo y que servía como vicario en Zacapa, Guatemala, Medardo Ernesto Gómez, junto a su esposa, la también recién graduada del mismo seminario de Augsburgo en Educación Cristiana, Abelina Centeno de Gómez y a su pequeño de brazos, Balduino Ernesto Gómez Centeno. De inmediato el reverendo, Gómez le da vida a una serie de proyectos parroquiales, como: La clínica de asistencia médica, colegio luterano, ente otros.
En 1972, luego de un largo proceso de gestión de estatutos se obtiene la personería jurídica con el nombre de Sínodo de las Iglesias de Confesión y Rito Luteranos, Sínodo Luterano Salvadoreño o Iglesia Luterana Salvadoreña, esto marcó una nueva etapa para la Iglesia.
El Reverendo, Ciro Mejía, que antes había servido en Pasaquina, en Zacapa, Guatemala y en Estados Unidos, regresa a El Salvador, e inicia una nueva obra en el centro de Santa Ana, con toda la experiencia que había acumulado, logra reunir a las iglesia de la zona y lanza una campaña conjunta llamada la “Moneda Encontrada”, y logra la llegada de más personas a la iglesia. La iglesia que bautizó con el nombre de Cristo Rey.
El pastor, Santiago Rodríguez, abría obra en la zona norte del país, y es uno de los encargados de gestionar la apertura en un refugio para gente que huía de la guerra y junto al reverendo, Medardo Gómez, compran un terreno rústico en el Cantón Galera Quemada, faldas del volcán de San Salvador norte, Nejapa, y fundan el refugio Fe y Esperanza. La apertura del refugio significó otra etapa, se concretó el evangelio de las bienaventuranzas de Jesús en el Sermón de la Montaña, (Mateo 5:3-12, “tuve hambre y me diste de comer…”, pero también se arreció la persecución contra la Iglesia. A las afueras del refugio siempre hubo vigilancia de militares, retenes y personas detenidas, interrogadas y hasta desaparecidas. Desde hace una década, la Asociación Memoria Histórica, han dado seguimiento a las familias que allí vivieron y mantienen viva la memoria e historia. Han creado murales, fechas memoriales y la mística de juntarse con las comunidades para cantar, orar y escribir la historia. En el lugar también funciona la Iglesia Fe y Esperanza y proyectos agrícolas y otras iniciativas comunitarias. Como parte de la persecución contra la Iglesia se colocaron y detonaron bombas que destruyeron parte de la estructura de la Iglesia La Resurrección de la calle 5 de Noviembre, Barrio San
Miguelito, San Salvador. En ese mismo lugar, hombres y mujeres, nacionales e internacionales fueron capturados y llevados presos.
El obispo, Medardo Gómez y el doctor, Ángel Ibarra, son capturados y desaparecidos en la zona del aeropuerto. Ante el caso, se levanta una alerta mundial a favor de la libertad y la vida. Tres días después el obispo, Gómez es entregado por la policía a la familia, pero el doctor, Ibarra, continuó desaparecido por 8 meses más, hasta que fue liberado. Ambos dieron testimonio, de intensas torturas y maltrato que vivieron.
El 6 de agosto de 1986, el reverendo, Medardo Gómez, es instalado como Obispo, de la Iglesia Luterana Salvadoreña, en la “catedral del maíz”, de Nejapa, por el Obispo de Suecia, y debido a la importancia del evento, altas autoridades políticas y eclesiales son invitadas, las cámaras a nivel mundial captaron el momento.
El Obispo Gómez, había logrado mostrar el rostro de la gente refugiada. Este hecho de consagrarse como Obispo en una champa de techo de zacate de maíz llamada la “catedral del maíz”, fue considerado por muchas personas como un signo de humildad del obispo.
Pero la situación de peligro continuó, el ejército se llevó presa una cruz de madera blanca que se encontraba en la Iglesia La Resurrección, fruto de un taller de análisis de días anteriores, buscaban al obispo para asesinarlo, se llevaron también a personas nacionales y extranjeras. Esa “Cruz Subversiva” fue vista por algunos sobrevivientes de torturas del cuartel de la policía nacional. Mucha gente de la iglesia buscó refugio en países como: Guatemala, México, Estados Unidos. El Obispo, al regresar del exilio, fue acompañado por altas autoridades eclesiales del mundo.
El embajador de los Estados Unidos de la época William Walker, fue al aeropuerto a recibirles, en el acto, el Obispo, aprovechó para pedirle interceder para que el Estado Salvadoreño, le regresara una cruz de madera que había sido llevada de la Iglesia La Resurrección, se compromete, y en efecto, la “Cruz Subversiva” fue devuelta en 1989, por el presidente de la Republica de El Salvador, Alfredo Cristiani. Desde entonces se muestra en la catedral La Resurrección y es parte de las reliquias de la Iglesia Luterana Salvadoreña.
La Iglesia crea y conduce junto a otros líderes religiosos un Comité Nacional para el Debate Nacional, CPDN, hace presión en las calles, medios comunicación y comunidad mundial, se intensifican las negociaciones entre las partes, y se logra la firma de los Acuerdos de Paz, en Chapultepec, México. Se abre otra etapa para la Iglesia y la sociedad civil, sobre el
acceso a derechos y beneficios para la gente excombatiente y del rol de las instituciones que han surgido fruto de la firma.
La Iglesia también se embarca junto a la solidaridad internacional en una profunda reflexión interna que se llamó COMEVA, de allí surgen varias iniciativas, incluso decisiones fuertes sobre el acompañamiento que durante el tiempo de la guerra se había recibido. Luego se formó otro proceso que se llamó MUTIRAO, que fue una reflexión siempre acompañada que dejó parte de la estructura que ahora la Iglesia tiene, nivelación de la tabla salarial, manual de puestos y funciones, nuevas instancias de la Iglesia. Se transita del concepto de zonas a microrregiones, ahora Consejos Sinodales. Se fortalecen programas como: Secretaría de la Mujer, infantojuvenil, derechos humanos, comunicaciones, educación, Socorro Luterano, clínicas, colegios, la oficina pastoral.
La juventud se organiza y crea el Consejo Juvenil Luterano, y la elección por varias veces del Rey y Reina de la Juventud, que eran presentados y coronados en el evento central de la celebración de aniversario del obispado. El 5 agosto, siempre hubo una vigilia nacional de la juventud en la Iglesia La Resurrección para prepararse para la procesión de aniversario.
Para el año 2000 se celebra un congreso nacional juvenil con representación centroamericana, se logra la firma de hermandades con Honduras y Nicaragua, de acompañarse mutuamente. En el 2022, surge otra reflexión interna de la iglesia llamado “Proceso de transición”, en asambleas y consultas, se logra crear y aprobar los nuevos estatutos y reglamento interno del Sínodo Luterano Salvadoreño y la elección de la Reverenda, Guadalupe Cortez de Huezo, como Obispa, del Sínodo Luterano Salvadoreño.
En la actualidad son 49 iglesias, 15 misiones y 4 Consejos Sinodales diseminados a nivel nacional, 3 unidades de apoyo y 5 programas pastorales y diaconales. Se ha creado un Centro Memorial “Efraín Ramos”, que recoge la memoria de más de 50 pastores que ya han partido hacia Dios, entre ellos el fundador misionero internacional, obispo, Robert Gussick, el fundador nacional, obispo, Ciro Mejía, la obispa, Abelina Centeno de Gómez, quien falleció el 24 de octubre de 2024, pastoras y pastores, que ya descansan en paz.
Somos una Iglesia joven, fruto de la Reforma Protestante surgida en 1517 en Alemania y liderada por Martín Lutero, con características propias, como la Teología de la Vida, que manda a la Atención Especial por los más necesitados y necesitadas.